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El problema global del agua: antecedentes y conflicto entre naciones (página 2)




Enviado por Anay Roque



Partes: 1, 2

  • En la Conferencia sobre el Medio Ambiente Humano
    (UNCHE), celebrada en Estocolmo en 1972, la Comisión
    de Derecho Internacional (ILC) reafirmó la
    política de la ONU, que defiende que cada
    nación tiene el derecho soberano de formular sus
    propias políticas ambientales, pero especifica que no
    han de causarse daños a otros países que
    también utilicen el recurso.

  • En 1977, se celebró la Primera Conferencia
    Mundial del Agua, convocada por la ONU, en Mar del Plata
    (Argentina).

  • En 1979, el Instituto de Derecho Internacional
    elaboró la llamada Resolución de Atenas sobre
    el Derecho Internacional y la Contaminación de
    Ríos y Lagos.

  • En la década de los años 80, la ONU
    inauguró la Década Internacional del
    Abastecimiento y Saneamiento de Agua Potable. El
    propósito era dotar de sistemas de saneamiento y de
    acceso a agua limpia a 500.000 habitantes del planeta. No se
    logró este objetivo. Según la ONU, en 1990 la
    situación era peor que diez años
    antes.

  • En 1984, Mostafa Tolba, director ejecutivo del PNUMA
    (Programa de la ONU para el Medio Ambiente) reconoció:
    "La seguridad nacional y global está en juego", en
    relación con la creciente presión sobre los
    ecosistemas de agua dulce. En 1986, el PNUMA lanzó el
    programa Environmental Sound Management of Inland Water
    Resources (EMINWA), con el objetivo de ayudar a los
    países que comparten recursos hídricos a
    desarrollarlos y explotarlos de una forma
    sostenible.

  • En la década de los 90, la
    Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y
    la Alimentación (FAO) ha presentado un Programa para
    el Desarrollo Sostenible del Agua y la
    Agricultura.

  • La Ley de Usos No Navegables, fruto de la
    Comisión de Derecho Internacional, que fue adoptada de
    forma provisional en 1991, desarrolla una serie de principios
    interesantes  como: la utilización equitativa del
    agua; el deber de evitar perjuicios a otros Estados que
    consumen agua del mismo curso fluvial; la obligación
    de intercambiar información; la posibilidad de una
    gestión cooperativa de los recursos hídricos;
    el deber de resolver las disputas de modo
    pacífico.

  • De cualquier modo, los expertos coinciden en que son
    muchas las deficiencias del Derecho Internacional en este campo,
    y creen necesario que un organismo supranacional interprete estos
    principios de forma unificada y asuma responsabilidades en el
    problema del agua. Incluso se ha propuesto la elaboración
    de una Ética del Agua, entendida como "una guía
    para corregir o rectificar nuestra conducta cuando hay que
    abordar decisiones complejas sobre los sistemas naturales que no
    somos capaces de entender
    plenamente"[14]

    Aquí intentamos mostrar una síntesis de
    algunas estadísticas sobre los recursos
    hídricos:

    • En las últimas dos décadas del siglo
      XX hubo 164 conflictos violentos en el mundo que afectaron a
      89 países, un promedio de más de 8 conflictos
      violentos al año.

    • De los 6000 millones de personas que constituyen la
      población mundial, más de 1000 millones no
      tienen acceso a agua limpia y potable, mientras que otros
      1700 millones carecen de acceso a medios de saneamiento
      adecuados.

    • Según la Organización Mundial para la
      Salud (OMS), el agua insalubre causa la muerte de 27 mil
      personas diariamente en el mundo.

    • El 47% de la extensión de tierra poblada en
      el planeta se sitúa en las cuencas de ríos
      internacionales y casi 50 países de los cinco
      continentes tienen más de tres cuartos de su
      extensión total en dichas cuencas.

    • Dos mil millones de personas dependen de una
      cooperación, por ahora casi inexistente, que les
      asegure el suministro compartido de ese recurso
      vital.

    • La tercera parte de la población mundial
      sufrirá escasez de agua en el 2025, con el
      consiguiente agravamiento del conflicto entre la creciente
      demanda y la conservación del ambiente.

    • El Instituto Internacional de Administración
      del Agua (IWMI), con sede en Sri Lanka, calcula que 2700
      millones de personas, o sea un tercio de la población
      proyectada para el 2025, vivirán en zonas con grave
      escasez de agua.

    • En la actualidad 450 millones de personas que viven
      en 29 países padecen escasez de agua.

    • Los científicos agrícolas sostienen
      que el agua de las granjas, especialmente la utilizada para
      el riego, deberá aumentar hasta 20 por ciento en los
      próximos 25 años para mantener la
      producción. Científicos especializados en temas
      ambientales argumentan que el consumo de agua debe reducirse
      al menos en un 10 % para proteger los ríos, los lagos
      y los pantanos. Ger Bergkamp, experto de la Unión
      Mundial para la Conservación.

    Entonces no podemos dejar de mencionar que la escasez de
    agua contribuye al agravamiento de otros problemas globales como:
    las hambrunas, la miseria extrema y las pandemias, todo ello
    unido a un paulatino avance de la desertificación en
    regiones vulnerables del planeta que a su vez provocan un flujo
    millonario de migraciones como consecuencia de esas
    catástrofes medioambientales y sociales.

    En la actualidad la disponibilidad de los recursos
    hídricos respecto a la población mundial, se
    comporta de la siguiente manera: Asia tiene el 60% de la
    población y sólo el 36% del recurso hídrico;
    Europa posee el 13% de población y el 8% del recurso
    hídrico; en África vive el 13% de la
    humanidad y tan sólo se dispone del 11% del agua; en
    cambio, en América del Norte y Central reside el 8% de la
    población y ésta disfruta del 15% del recurso
    hídrico; y, finalmente, América del Sur tiene
    únicamente el 6% de la población del mundo, pero
    disfruta del 26% de los recurso hídricos.

    Ante este escenario se hacen cada vez más
    necesarias la implementación de estrategias innovadoras
    dirigidas a garantizar la protección de los ecosistemas y
    los recursos hídricos para enfrentar la
    contaminación, a su vez se llama a la búsqueda del
    reparto equitativo del agua como vías para garantizar la
    alimentación y la supervivencia del medio natural,
    elementos imprescindibles para lograr el desarrollo
    sostenible.

    Esas propuestas, las cuales se han presentado en
    importantes foros internacionales como la Cumbre celebrada en
    Johannesburgo hacia los meses finales del 2002, o la Cumbre del
    Agua celebrada en Japón, nos sitúan frente a la
    siguiente interrogante. ¿Quién debe controlar los
    recursos hídricos? Su respuesta sitúa al problema
    del control de los recursos hídricos en nuestros como
    causa previsible de conflictos en nuestros
    días.

    Debemos recordar que a partir de los cambios
    internacionales originados desde la década del 90 del
    siglo pasado los conceptos de seguridad han tomando dimensiones
    diferentes. Las nuevas tendencias han ido transformando los
    conceptos hacia las nuevas necesidades que la contemporaneidad
    exige: entre ellas la conservación de los recursos
    naturales. Ahora bien, ¿cómo lograr obtener el
    dominio y control de los recursos naturales del planeta? Es
    aquí donde nuevamente se recurre a las milenarias
    fórmulas de hacerse del poder y emerge la guerra como la
    vía a través de la cual, además de obtener
    victorias de gran peso político, se obtienen territorios y
    el control de sus recursos naturales.

    Es así como debemos entender que para lograr el
    control de los recursos naturales estratégicos no deba
    descartarse que gobiernos poderosos impulsen luchas
    diplomáticas, estrategias militares y acciones
    bélicas para obtener un botín muy necesario: EL
    AGUA.

    ¿Cómo proteger los recursos
    hídricos en caso de conflicto armado?

    Para responder la interrogante anterior debemos tener en
    cuenta que los recursos hídricos pueden ser considerados
    bajo dos regímenes jurídicos:

    • 1. El de los recursos sometidos solo al control
      del Estado en cuyo territorio se localizan.

    En este caso las aguas nacionales se equiparan a la
    tierra cuando es el Estado el que domina todas las riberas de la
    cuenca fluvial.

    • 2. El de las aguas y ríos que
      constituyen un recurso internacional debido a dos o
      más Estados comparten sus riberas, dividiendo o
      separando a dichos Estados, a la vez que sirven como
      fronteras. Aunque también se considera aquí el
      caso en que las aguas atraviesen sucesivamente los
      territorios de dos o más Estados.

    En este caso los recursos hídricos devienen en
    internacionales y se van a sujetar a un régimen especial
    en cuanto al aprovechamiento de las aguas, la navegación y
    las corrientes, lo que suele generalmente estar consignado en
    tratados.[15]

    Esto nos lleva a valorar cómo ha sido analizada
    la preservación del agua desde la década de los
    setenta.

    En la Declaración de la Conferencia de las
    Naciones Unidas sobre Medio Humano, en Estocolmo, del 16 de junio
    de 1972, encontramos una serie de principios y deberes
    básicos que resultan aplicables para los recursos
    hídricos:

    • A) Deber de proteger el medio ambiente. Los
      recursos naturales de la Tierra, entre ellos el agua, deben
      preservarse en beneficio de las generaciones presentes y
      futuras.[16] Los recursos no renovables de la
      Tierra deben emplearse de forma que se evite el peligro de su
      futuro agotamiento y se asegure que toda la humanidad
      comparta los beneficios de su empleo[17]en el
      caso de los ríos y lagos internacionales se apoya en
      la teoría de la utilización equitativa para su
      regulación.[18]

    • B) Deber de cooperar en la protección
      del Medio Ambiente. Todos los países, grandes o
      pequeños, deben ocuparse con espíritu de
      cooperación y en pie de igualdad de las cuestiones
      internacionales relativas a la protección y
      mejoramiento del medio. Es indispensable cooperar, mediante
      acuerdos multilaterales o bilaterales o por otros medios
      apropiados, para controlar, evitar, reducir y eliminar
      eficazmente los efectos perjudiciales que las actividades que
      se realicen en cualquier esfera puedan tener para el medio,
      teniendo también en cuenta debidamente la
      soberanía y los intereses de los
      Estados.[19]

    • C) Principio de soberanía permanente de
      los Estados sobre sus recursos naturales. Los Estados tienen
      el derecho soberano de explotar sus propios recursos en
      aplicación a su propia política
      ambiental.[20]

    En este mismo sentido la Declaración de
    Río en 1992, derivada de la Conferencia de Naciones Unidas
    sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo corroboró y
    desarrolló años después los principios
    básicos surgidos de Estocolmo.

    • A) Los Estados tienen el derecho soberano a
      aprovechar sus propios recursos según sus propias
      reglas ambientales y de
      desarrollo.[21]

    • B) Los Estados tienen la responsabilidad de
      velar que las actividades realizadas dentro de su
      jurisdicción o bajo su control no causen daños
      al medio ambiente de otros Estados o de zonas que
      estén fuera de los límites de la
      jurisdicción nacional.[22]

    • C) Los Estados deberán notificar
      inmediatamente a otros Estados de los desastres naturales u
      otras situaciones de emergencia que puedan producir efectos
      nocivos súbitos en el medio ambiente de esos Estados.
      La comunidad internacional deberá hacer lo posible por
      ayudar a los Estados que resulten
      afectados.[23]

    Por ello, uno de los retos del siglo XXI es evitar los
    conflictos extremos por agua, fundamentalmente en aquellas
    regiones en que un mismo sistema fluvial abastece a varios
    países.

    Consecuencias de la explotación ilimitada del
    agua

    En la naturaleza, el agua, como materia que es,
    está en constante movimiento y transformación en
    forma cíclica. A partir de la energía solar, el
    agua adquiere la energía necesaria para su
    transformación. El volumen de agua de nuestro planeta es
    constante, variando su estado físico, distribución,
    composición química y
    microbiológica.

    En los últimos 20 años, el poder de las
    transnacionales ha ido aumentando, y han impuesto industrias,
    cultivos y otras prácticas, que contaminan aún
    más el agua a cambio de la obtención de ganancia
    aunque sea al precio de la destrucción de la Naturaleza.
    Hoy día, podemos constatar que la contaminación del
    agua no ha disminuido, al contrario, se ha acrecentado con la
    aplicación de las recetas económicas
    neoliberales.

    Cada año mueren más de 3 millones de
    personas por enfermedades relacionadas con el agua, ya sea por
    infección directa de agua o alimentos contaminados o
    indirectamente por los organismos portadores de enfermedades como
    los mosquitos que medran en el agua. Estas enfermedades incluyen
    diarreas, que causan más de dos millones de muertes cada
    año y la malaria con un millón. Estas muertes
    podrían haberse evitado con menos de dos dólares
    por persona, si se hubiese destinado en salud pública unos
    7 846 millones de dólares al año. Si sabemos que en
    igual período se gastaron 864 000 millones de
    dólares en gastos militares, esto es, 144 dólares
    por persona, 70 veces lo necesario para eliminar las enfermedades
    contagiosas mencionadas; no resulta difícil comprender que
    es el sistema económico y político que rige en la
    Tierra hoy día el que nos conduce a la
    contaminación y destrucción de las propiedades del
    Agua, del Medio Ambiente y de la propia supervivencia de la vida
    en el planeta.[24]

    A su vez, todo eso trae como consecuencia que disminuya
    la calidad del agua y que la agricultura, con su uso intensivo de
    fertilizantes químicos constituya una de las principales
    vías de contaminación sin dejar de mencionar la
    función impulsora de las multinacionales del giro en todo
    el mundo. De ahí que muchos pozos han quedado totalmente
    inutilizables y otros solo posean un uso industrial.

    A la sobrecontaminación y explotación, se
    suman las prácticas agrícolas modernas y la
    expansión de los terrenos de cultivos. Estos han destruido
    gran cantidad de humedales, que sirven de filtro de sedimentos y
    generan agua limpia. La escasez de agua afecta a la
    población, primeramente haciendo frágil la salud.
    Esta agua contaminada enferma a millones de personas, tanto en el
    Sur como en el Norte. El 80 % de las enfermedades y la tercera
    parte de las muertes en los países del Sur, son causadas
    por aguas contaminadas.[25]

    No obstante que se conocen los efectos devastadores de
    la contaminación fluvial, tanto para el hombre como para
    la naturaleza, la mayoría de las industrias vierten sus
    residuos químicos directamente en los ríos,
    así mismo, el vertido de las aguas residuales (no
    tratadas) de las grandes ciudades, es otra práctica
    común lo que hace que las aguas de la mayoría de
    los ríos de la Tierra no son aptas para el consumo humano,
    en algunos casos, ni siquiera es utilizable para la agricultura o
    la industria.

    Por otra parte, el cambio climático tiene
    consecuencias significativas e irreversibles para la
    economía, la salud pública y los ecosistemas de
    numerosas regiones del planeta. Según expertos, el
    calentamiento disminuirá las reservas de agua dulce en
    Asia Central, en África Austral y en los
    países del Mediterráneo. En las regiones
    áridas del Sur, se convertirán en problemas
    endémicos las sequías y la escasez de agua que ya
    afecta a muchas zonas, debido a la mala utilización de los
    recursos hídricos. El calentamiento global, ya en marcha,
    afecta a todo el planeta pero tendrá mayores efectos
    negativos en los casquetes polares, reserva de mayor agua
    potable. Las nieves perpetuas del Kilimanjaro, la montaña
    más alta de África, se están
    derritiendo y se prevé que desaparezcan en un
    período de 15 años. Así mismo, en la
    mayoría de las regiones, incluidas muchas europeas,
    aumentará la frecuencia y la amplitud de las inundaciones
    y se degradará la calidad del agua.

    En un informe de 2 600 páginas, redactado por
    más de 3 000 expertos y publicado por la ONU en julio del
    2001 se señala "Las sociedades más pobres del mundo
    son más dependientes del agua y la agricultura, sistemas
    que corren riesgos debido a los efectos del cambio
    climático (…) muchas plantas y animales, así
    como diversos modos de vida humana, desaparecerán para
    siempre". Dichos expertos han señalado que la
    deforestación y la explotación extensiva de
    cultivos y pastizales dejan el suelo desprovisto de su cobertura
    natural. La superficie terrestre refleja así más
    luz hacia la atmósfera, esto contribuye al aumento de la
    temperatura atmosférica, se dispersan las nubes y
    disminuyen las lluvias. El origen de una gran parte de la lluvia
    que cae en tierra firme es la evaporación del agua de las
    hojas de los árboles y de la maleza. Al eliminarse estos
    últimos, disminuye la cantidad de agua disponible para
    formar nubes.

    Al no existir una vegetación espesa que retenga
    el agua, esta desaparece casi con la misma rapidez que cae del
    cielo, filtrándose hacia el manto freático o
    retornando al mar. El proceso de desertización y la
    progresiva pérdida de vegetación de las riberas,
    contribuye a lo anterior. Este proceso, que comenzó a
    crecer en los albores del capitalismo industrial, se ha
    incrementado en los últimos 30 años con el
    neoliberalismo. Así mismo vemos que la casi totalidad de
    los países del Sur que han aplicado las recetas
    neoliberales del FMI y el Banco Mundial han privatizado la
    gestión de las aguas. Haciendo esto, las
    compañías se han fragmentado, haciendo casi
    imposible llevar a cabo estrategias nacionales, para tratar de
    aliviar las zonas más afectadas.

    El Norte neoliberal impone al Sur políticas que
    sus patrocinadores no se aplican a sí mismos. Una de ellas
    es la de la privatización de los servicios públicos
    básicos, incluido el servicio de agua a la
    población. Se requiere imponer la idea de que la
    gestión estatal de los servicios públicos viene
    asociada a la ineficiencia y la privada, a la eficacia y a la
    excelencia. Por tanto, una de las tareas de las instituciones que
    representan los intereses del G-7, es afirmar que el agua es
    cara, que el costo de la gestión del agua (como es
    recolectarla, almacenarla, distribuirla, conservarla, usarla y
    reciclarla) puede ser asumido eficientemente por las
    instituciones privadas locales y nacionales de los países
    del Sur, con la "ayuda" de las transnacionales pero no mencionan
    en ningún momento que todo ese proceso también trae
    como consecuencia un deterioro del Medio Ambiente, toda vez que
    su fabricación, transportación y residuos de
    industria lo dañan considerablemente .

    La Organización de las Naciones Unidas para la
    Agricultura y la Alimentación (FAO, en inglés)
    intenta, desde hace años, establecer índices de
    calidad homologables en todo el planeta para esta industria
    creciente, pero las transnacionales con EE:UU. al frente, rehusan
    toda regulación al respecto.

    Aún el agua dulce en grandes cantidades no figura
    como una mercancía de exportación por sí
    misma, pero se marcha a pasos de gigante en esa dirección
    y como señalan Tablada y Dierckxsens, un día
    amaneceremos y descubriremos que el aire también nos lo
    privatizaron y comercializaron.

     

     

    Autor:

    Lic. Anay Roque Pino

     

    [1] Comisión Mundial del Medio
    Ambiente y el Desarrollo, Nuestro Futuro Común, Alianza,
    Madrid, 1988, p. 343.

    [2] Ver en: Adede, Andrónico O.
    “Digesto de Derecho Internacional Ambiental”
    Secretaria de Aclaraciones Exteriores, México, 1995,
    pág. 470 – 478.

    [3] Idem, pág. 479 – 484.

    [4] Son datos expuestos y analizados en Leif
    Ohlsson (ed.), Hydropolitics- Conflicts over water as a
    development constraint, Zed Books & University press,
    Londres/Nueva York & Dhaka, 1995.(ver especialmente los
    artículos "Introduction: The role of water and the
    origins of conflict" -Leif Ohlsson- y "Looming water crisis:
    New approaches are inevitable" -Malin Falkenmark & Jan
    Lundqvist).

    [5] Ver tabla comparativa de países en
    Sandra Postel, "La batalla contra la escasez del agua", La
    situación en el mundo. 1993, Apóstrofe/CIP,
    Barcelona, 1993, p.57.

    [6] Son cifras de Naciones Unidas, Register
    of International Rivers, Pergamon Press, Oxford, 1978; citadas
    y comentadas por R.Clarke en Water:the international crisis,
    pp.91-94

    [7] Adede, Andrónico O. “Digesto
    de Derecho Internacional Ambiental” Secretaria de
    Aclaraciones Exteriores, México, 1995, pág.
    483.

    [8] Este proyecto fue elaborado por la
    International Law Association, el 20 de agosto de 1966.

    [9] Theo Boutruche: El estatuto del agua en
    el derecho internacional humanitario. Documento internet.

    [10] Protocolo I, artículo 55,
    apartado 1.

    [11] Recordemos, por ejemplo, que durante la
    Guerra del Golfo Irak destruyó casi todas las plantas de
    desalinización de Kuwait y la coalición aliada,
    por su parte, dirigió sus ataques contra el sistema
    sanitario y de abastecimiento de agua de Bagdad. Otro ejemplo,
    lo constituye que antes de la intervención de la OTAN en
    Kosovo, en 1999, lo ingenieros servios cerraron el sistema de
    distribución de agua de Pristina. Estos ejemplos
    constituyen una muestra de cómo el recurso puede ser
    utilizado como arma de guerra en caso de conflicto armado.

    [12] Peter H. Gleick en "Amarga agua dulce:
    los conflictos por recursos hídricos", Ecología
    Política, nº 8, Fuhem/Icara, Barcelona, noviembre
    1994.

    [13] El crecimiento de la población
    hace aumentar en forma notoria el riesgo de conflicto social, y
    el 95% de la población que se añade se
    localizará en los países en desarrollo. Asociado
    en parte a ello, la urbanización da lugar a un
    déficit de infraestructura hídrica preocupante.
    De acuerdo a los datos de crecimiento, la población
    urbana aumenta un 85%, y parece que la situación
    aún ha de ir a más (Naciones Unidas 1991-1996).
    El número de mega ciudades continúa creciendo, y
    si en 1950 había sólo dos con más de ocho
    millones de habitantes (Nueva York y Londres), en 1996 ya eran
    20, de las cuales 14 se situaban en los países en
    desarrollo; para el año 2000 se preveían 15, con
    una población de 20 millones cada una. Remitirse a:
    Fernández-Jáuregui, Carlos A: El agua como fuente
    de conflictos: repaso de los focos de conflictos en el mundo.
    En:
    http://www.cidob.org/Castellano/Publicaciones/Afers/45-46fernandez.html

    [14] Ver en Sandra Postel, Last Oasis: facing
    water scarcity, W.W.Norton, Nueva York/Londres, 1992,
    pp.183-191(el capítulo titulado "A water ethic").

    [15] Sepúlveda, César: Derecho
    Internacional. 16ª edición, Porrúa,
    México, 1998, página 175.

    [16] Principio 1, Declaración de la
    Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Humano, Estocolmo,
    16 de junio de 1972.

    [17] Principio 5, Declaración de la
    Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Humano, Estocolmo,
    16 de junio de 1972.

    [18] Barros, James: Contaminación y
    derecho Internacional. Ediciones Marymar, Buenos Aires, 1977,
    página 88.

    [19] Principio 6, Declaración de la
    Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Humano, Estocolmo,
    16 de junio de 1972.

    [20] Principio 23, Declaración de la
    Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Humano, Estocolmo,
    16 de junio de 1972.

    [21] Principio 2, Declaración de la
    Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el
    Desarrollo, Río de Janeiro, junio de 1992.

    [22] Idem.

    [23] Principio 18, Declaración de la
    Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el
    Desarrollo, Río de Janeiro, junio de 1992.

    [24] Federación Internacional de las
    Sociedades Cruz Roja y Media Luna Roja. Comunicado de Prensa,
    junio del 2000.

    [25] En estos países del Sur, el agua
    para beber y cocinar está contaminada con sustancias
    químicas dañinas a la salud, provenientes de los
    pesticidas y fertilizantes químicos; de heces humanas y
    animales, y de residuos industriales tóxicos. La
    cantidad de habitantes afectados por falta de instalaciones
    sanitarias, aumentó de 2 600 millones en 1990 a 2 900
    millones en 1997, acorde con los programas de Ajuste del FMI y
    el Banco Mundial. Sólo el 20 % de la humanidad tiene
    servicios sanitarios adecuados.

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